El estornudo, uno de nuestros mecanismos de defensa
Empieza como un leve cosquilleo en la nariz, sientes irritación, respiras profundo, cierras los ojos y… ¡achís! Esa violenta expulsión de aire que conocemos como estornudo es solo la fase final de un proceso complejo que tiene lugar en las vías respiratorias. Lo curioso es que no siempre se trata de un síntoma de catarro, como muchos creen. En realidad, es un potente mecanismo de defensa que tiene el cuerpo para liberarse de invasores extraños.
¿Qué sucede cuando estornudamos?
Cuando alguna sustancia irritante ingresa por la nariz, el cuerpo reacciona automáticamente para deshacerse de ella. Así, los músculos del pecho comprimen los pulmones y envían una ráfaga de aire a una velocidad impresionante que supera los 150 km por hora. Finalmente es expulsada a través de las fosas nasales junto con los microorganismos y bacterias.
Durante ese proceso, se llegan a activar dos señales nerviosas diferentes. La primera se envía a través de los nervios motores hacia los músculos faríngeos, laríngeos y respiratorios. Mientras que la segunda se transmite a través de nervios parasimpáticos, y son responsables de la secreción nasal (dígase, los mocos) y el lagrimeo.
Queda claro que el estornudo es un acto reflejo y en la mayoría de casos no se puede controlar. Pero nuestro organismo, siempre lleno de curiosidades, nos ofrece unos segundos para prepararnos. En ese corto tiempo podemos alejarnos de zonas concurridas y taparnos con el brazo o un pañuelo.
¿Qué provoca el estornudo?
Existen varios factores que pueden desencadenar el estornudo. Los más conocidos por todos son las infecciones respiratorias con carga viral; como el catarro, que irritan la membrana mucosa de la nariz y provocan estornudos fuertes y frecuentes. También puede ser un síntoma de alergia, ya sea al polvo, al polen, al moho, a los pelos de las mascotas, etc.
Otras razones comunes que nos hacen estornudar son los irritantes físicos como los contaminantes presentes en el aire, el humo, aerosoles, pimienta negra, perfumes, aire seco y hasta los olores fuertes que despiden algunos alimentos, en especial los picantes.
Aunque es menos frecuente y se da en una de cada tres personas, la exposición directa a la luz brillante también induce al estornudo; y suele ser un rasgo hereditario. No se sabe exactamente cuáles son las causas, pero se atribuye a la conexión que existe entre los ojos y la nariz.
Curiosidades del estornudo
- La cantidad de veces que estornudamos de forma consecutiva tiene que ver con el nivel de irritación de la nariz. Algunos pueden experimentar hasta diez estornudos seguidos, o más.
- Al estornudar, expulsamos alrededor de 40,000 gotitas microscópicas. Es probable que estas viajen con carga viral si es que tenemos una infección. De ahí la importancia de cubrirnos la boca y la nariz.
- Según estudios, un pequeño porcentaje de la población estornuda cuando llega al orgasmo, como consecuencia de una reacción del sistema nervioso parasimpático.
- Contrario a lo que se cree, sí es posible estornudar con los ojos abiertos. Sin embargo, no es una práctica recomendable. No es que se vayan a salir los ojos, pero evitarás dañar la vista con partículas expulsadas por la nariz.
- Los expertos desaconsejan reprimir el estornudo, ya que las partículas irritantes pueden afectar la nariz, los tímpanos y hasta la garganta. Mejor afuera que adentro, como decía Shrek.
- El clásico “achís” que expresamos durante el estornudo es una onomatopeya. La primera sílaba se produce cuando tomamos aire (ahhh) y la segunda cuando lo expulsamos repentinamente (chisss).
Defensora de la «Buena Vida». Intensa del deporte pero también del culto a la cerveza «fresquita». Aventura de fin de semana. Inquieta y muy curiosa. Podemos hablar de prácticamente todo, ¿Qué propones?