CÓMO ESCOGER CALZADO DE SENDERISMO

CÓMO ESCOGER CALZADO DE SENDERISMO

Lo normal cada año nuevo es tener algunos propósitos, buenas intenciones para la nueva etapa que se abre ante nosotros, incluso los más insignificantes son aplaudidos, pues no es fácil llevarlos a cabo en este mundo nuestro de distracciones y quehaceres. Dejar de fumar, pasar más tiempo con tu familia o empezar un nuevo hobby, un deporte, por ejemplo.¿Voy bien?

Si estoy acertando, y el deporte que has escogido es el senderismo, este artículo le vendrá como anillo al dedo a un/a nómada como tú, para escoger con mejor noción quizás la prenda más importante a la hora de andar: el calzado. Uno de mis trabajos fue vender material deportivo, calzado incluído, por lo tanto imagina que es el vendedor quien te explica todo esto.

Entendemos por senderismo, pues, aquél que se practica en caminos, montañas o bosques a un ritmo normal, en otro artículo quizás nos adentraremos en los secretos del trail running o del fast hiking, de momento pondremos sobre la mesa, sin mucho tecnicismo, qué tener en cuenta a la hora de comprar unas botas o zapatillas de ruta.

La dureza

Una de las primeras cosas a mirar, para ir recortando opciones, es la dureza de la bota. Ésta va de B0 a B3, de más a menos flexible. Para una caminata corta por los alrededores de nuestra ciudad o pueblo, cuánto más flexible mejor, ya que la exigencia no es tan elevada y queremos ir cómodos. Incluso para el Camino de Santiago puede ser una buena idea hacerse con unas botas de flexibilidad B0 o mejor B1: para largas jornadas andando es bueno contar con unas botas o zapatillas de dureza media, ya que son más resistentes que las más flexibles. Las del tipo B3 ya son para alpinismo y montañismo de cuatro estaciones, con posibilidad de crampones. Esto de la dureza nos lleva a otro tema: la caña.

Altura de la caña

La caña es la parte de la bota que sube hacia el tobillo, pudiendo ser ésta caña alta (envuelve totalmente el tobillo), caña media (se eleva un poco, pero no tapa el tobillo) o baja (sin caña, como las zapatillas de toda la vida). ¿Qué diferencias hay? Una muy importante es la estabilidad del pie dentro del zapato. Una bota de caña alta asegura mucho mejor el pie, por lo que será adecuada para travesías técnicas: piedras sueltas, caminos irregulares y vías muy diversas, la caña alta es la más versátil y previene mejor los esguinces. Las zapatillas de caña baja o media nos dan mejor movilidad y comodidad, pero el pie está más expuesto a torceduras. Un inconveniente es que si la caña alta no es de la mejor calidad puede dar calor, al igual que la caña baja, frío en invierno.

La suela

El terreno, como acabamos de comentar, es muy importante, mucho más que la distancia del recorrido. Sobre todo si está mojado, una buena zapatilla o bota de senderismo puede ahorrarnos más de un resbalón, ya que su suela está mejor adaptada a terrenos irregulares. El dibujo de la suela ayuda a tener una idea del ‘grip’ o sujeción que tendrá cuando la usemos en el monte, simplificada, la lógica es ésta: cuánto más profundo y desigual sea el dibujo, mejor será el agarre al suelo. La calidad de la goma juega también un papel muy importante, pues los fabricantes de calzado deportivo, al igual que los de las mochilas, invierten muchísimo en investigar y mejorar materiales cada vez más eficientes. Una buena suela de goma ayuda también con la amortiguación: nos cansaremos mucho menos con una buena suela, hay que encontrar el punto medio perfecto entre rigidez (agarre) y flexibilidad (amortiguación) del relieve.

Los materiales

La vida media de una zapatilla de montaña es de unos pocos años si la usamos a menudo y le damos trabajo. Lo longevas que sean dependerá de muchas cosas, como por ejemplo el cuidado que le demos tras su uso (lavarla debidamente, dónde las guardamos, etc), por dónde las llevemos, o su calidad. El precio que decidamos gastar en nuestro calzado de montaña o senderismo es el principal baremo que decidirá la calidad de sus materiales. Es así de sencillo. Hay productos y mercados en los que la marca es más el nombre que la calidad, pero en el mundo del calzado deportivo y de travesía normalmente no es así, la calidad se paga, ¡y a veces mucho! Y si no, ¿porqué crees que llamamos a todas las botas de montaña ‘chirucas’?

La talla y forma

Para la talla la decisión es fácil: siempre escoge un número más del que usas normalmente. ¿Pero por qué? Nuestro pie se hincha con el ejercicio, además, si escogemos un calcetín de senderismo, éstos pueden ser algo más gruesos (a veces de lana, por ejemplo) y pueden aumentar nuestra talla en alguna medida. Las botas y zapatillas de montaña, así como las de correr, tienen hasta tallas medias y tercios, siendo posible escoger, por ejemplo, un 42 y ¾ para una mejor relación pie-calzado: cuánto más ajustado -uniformemente- esté el pie con el zapato menos ampollas, irritaciones y rojeces nos causará. La horma no es menos importante, ya que la forma misma de nuestro pie -única para cada persona- puede causarnos grandes molestias hasta con calzado de más alta calidad, sólo hay una solución: probar y probar. En caso de pies planos o cavos, podemos recurrir a plantillas para corregir, las hay de todas las gamas y materiales.

La impermeabilidad

Este punto para mí es el más importante. Soy de los que llevan las botas de senderismo a todos los viajes, ya que son las más cómodas, resistentes y al fin y al cabo están hechas para eso: viajar. Un pie protegido de la lluvia es un resfriado menos -o algo mucho peor-. Las membranas impermeables son de diferentes tipos (calidad-precio, otra vez) pero lo mejor es que sean transpirables. Disponen de una tecnología -magia negra para un mortal como yo- que deja salir las gotitas de humedad pero no deja entrar las de agua. Éstas membranas previenen que nuestro pie y calcetín se mojen, ya sea por sudor o por un agente externo, como por ejemplo los charcos, el rocío o la lluvia. Son considerablemente más caras, así que sólo tú puedes saber si las usarás más en seco o por el contrario prefieres curarte en salud y tener unas botas para todo tipo de terrenos y climas.

¿Qué otra característica tienes en cuenta a la hora de comprar calzado deportivo?