LUGARES IMPRESCINDIBLES DE ISLANDIA, II
Seguimos viajando por el suroeste de Islandia, esta vez, ¡un poco más lejos!
El lago glacial de Jökulsárlón
Si disponemos de tiempo -unas 4h de Reykjavik- merece la pena conducir hasta el lago más bonito de Islandia: Jökulsárlón. En el lugar donde termina el glaciar se ha creado un enorme lago en el que flotan inmensos icebergs. Lo has oído bien, ¡icebergs! Moles de hielo de treinta mil años de edad y de todos los tonos de azul emergen sobre su superficie, los más pequeños surcan el río para ir a morir al mar. Es una experiencia inolvidable navegar el lago con un barco-bus bajo el silencio de milenarios bloques de hielo como éstos. Los más avispados/as verán incluso alguna de las decenas de focas que habitan el lugar.
Glaciar de Sólheimajökull
Si nunca habéis visto un glaciar, éste puede que sea el más accesible que encontraréis. A sólo cinco minutos del aparcamiento aparece esta colosal lengua blanca y azul de hielo, que podremos incluso pisar con la ayuda de un/a guía experimentado/a. Entre sus carámbanos y grietas existen inimaginables cuevas heladas que parecen de cristal. Si no somos tan aventureros/as, la mera vista de tan tamaña maravilla ya nos dejará impresionados/as.
Acantilados de Dyrhólaey
Este gran peñón se levanta entre la roca negra de las playas y precipicios cercanos y es un punto más que recomendable para entender cómo de abrupta es la costa y el clima de Islandia. No nos llevará más de media hora acercarnos a los diferentes miradores, desde donde observaremos sus calas y su humilde mar interior; la interminable playa negra de Dyrhólavegur; y los arcos en el mar formados por las olas chocando contra sus rocas cuál catedrales sumergidas en otros tiempos. Dejaría impresionado/a a cualquier nómada.
Playa de Reynisfjara y Vík í Mýrdal
En la misma zona se encuentra la playa negra de Reynisfjara, con sus torres de roca que se alzan en el mar en un último suspiro. Hay que tener gran cuidado con las mareas y las olas, ya que podemos vernos arrastrados al mar en un abrir y cerrar de ojos. Con suerte, en época estival veremos a los divertidos ‘puffin’, unos pequeños frailecillos parecidos a pingüinos que pequeños y mayores adoraran, islandeses incluidos, ya que es un plato estrella de la cocina local.
La playa termina en la gran pared de Hálsanefshellir, una locura de columnas hexagonales tan increíble que cuesta creer que existe. Con cuidado y marea baja podremos echar un ojo a su cueva, de la que parece que exploten dichos ‘tubos’ geométricos hacia todas direcciones. Hay que verlo para creerlo. Al otro lado de esta colina encontramos Vík í Mýrdal, el pueblo más al sur de Islandia, del que vale la pena visitar, al menos, su playa y su adorable iglesia.
Kirkjufell
Para terminar, y a modo de extra, propongo viajar hacia el norte hasta Kirkjufell, la famosa montaña con forma de triángulo que aparece en Juego de Tronos -y foto de portada de este artículo-. No es la única atracción del lugar, pues este pequeño pico también goza de sus propias cascadas al mar, y, al otro lado de la península, hallamos Lóndrangar, otra playa con las curiosas formaciones hexagonales. De vuelta, podemos explorar un fiordo auténtico como el de Hvalfjördur, en vez de volver a Reykjavik por el túnel subacuático que cruza la bahía.
Espero que esta selección personal de los lugares más interesantes del suroeste de Islandia te ayude a planear tu próxima escapada, ¡y de paso tachar uno más de los viajes que tienes que hacer antes de morir!
Nómada incansable, amante de las mochilas de más de 40 litros. Geek de la geopolítica, las relaciones humanas y otros territorios en conflicto. Apasionado cuentacuentos, razón aquí.