La increíble historia de la Isla Decepción

La increíble historia de la Isla Decepción

Pon a hervir un poco de acción, tensiones geopolíticas, científicos, pingüinos, nazis, volcanes en erupción y mucha nieve, y te harás una idea de lo que vas a leer hoy en este artículo. No, no hablamos de la última película de 007, sino de la increíble pero cierta historia de un diminuto islote perdido en las aguas de la Antártida: la Isla Decepción.

Geografía

La Isla Decepción es básicamente el borde del cono de uno de los tres volcanes de la Antártida, y está en el archipiélago Islas Shetland del Sur y Península Antártica. Imagínate una herradura de caballo de unos 8 kilómetros de diámetro, con una pequeña salida al mar, picos helados y mucha, mucha roca negra. En mitad de la U, la tranquila bahía circular llamada Port Foster. 

El islote se encuentra al final de la Península Antártida, a la latitud 62º, y su clima es… antártico, donde solo son capaces de sobrevivir los miles de pingüinos que allí merodean, junto a focas y ballenas. Los 15.000 turistas que la visitan cada año no cuentan como habitantes capaces de soportar los duros vientos helados y nevadas del invierno polar.

Toponimia

Te habrás preguntado el porqué de tan despreciativo mote a la isla, pues bien, significa exactamente esto: decepcionante. Y es que al toparse con el lugar el explorador norteamericano, ballenero y co-descubridor de la Antártida Nathaniel Palmer, descubrió en 1820 que la isla no era lo que parecía, sino que se encontraba ante la caldera inundada de un antiguo volcán.

El nombre del enclave no es el único que llama la atención, sino que los primeros exploradores y colonos tuvieron un arrebato de creatividad a la hora de dar nombre a playas, cordilleras y cabos. Algunos ejemplos de este ingenio es el estrecho del Bramido de Neptuno, la Cordillera del Teléfono, la Cordillera del Tiro de Piedra (Stonethrow Ridge), la caleta Péndulo, el Risco Catedral o -este último originariamente en español- la Costa Recta. Port Foster fue antes nombrado Yankee-Harbor por los mismos Estados Unidos.

Asentamiento

Sus primeros habitantes humanos, aunque temporales, fueron los centenares de marineros de barcos balleneros y foqueros americanos, noruegos y chilenos que casi acaban con las poblaciones de lobos marinos en las Shetland. En 1908, el Reino Unido tomó cartas en el asunto y declaró la isla terreno inglés, por lo cual las compañías balleneras deberían pagar impuestos a Londres. 

Sin embargo fueron los noruegos los primeros en construir allí, pues para aprovechar los restos de las ballenas cazadas, rápidamente construirían un pequeño asentamiento con una humilde línea de ferrocarril, instalaciones para ganado, almacenes, talleres, embarcaderos, hospital y estación de radio. Puede considerarse que hasta tuvo pista de aterrizaje, ya que el explorador australiano Hubert Wilkins logró despegar desde su playa, entrando en el libro Guinness como el primer vuelo en la Antártida.

Disputas

En los años 30 la isla fue abandonada por los noruegos y años más tarde el Reino Unido mandó un buque para destruir unos tanques de aceite y depósitos de carbón que eran objeto de la Alemania nazi, de hecho, se cuenta que un destacamento de soldados alemanes había llegado al lugar para investigar la posible construcción de una base nazi secreta en la Antártida. Fue entonces cuando, años más tarde, Argentina reclamó la Isla Decepción como suya instalando un cilindro con mensaje oficial y una pintada de la bandera argentina en uno de los barracones. La Armada inglesa destruyó esas pruebas y lo comunicó a Buenos Aires, sin cabida para la discusión.

En 1952 la Armada Argentina amenazó a una delegación civil inglesa cerca de las Islas Faukland cuando disparó al aire en modo de advertencia, hito que se recuerda como el primer incidente bélico en la Antártida. El tema era tan serio que el mismísimo Churchill mandó una fragata temiendo un inminente ataque a las Malvinas. Aun así para el año siguiente Argentina había establecido ya una base regular en la Isla Decepción, además de haber ya un refugio chileno. Un buque inglés respondió con la inmediata demanda de evacuación del personal argentino por ser ‘inmigrantes ilegales’, a lo que Argentina hizo caso omiso.

Fue entonces cuando un destacamento de 35 infantes de marina desembarcaron en la bahía y apresaron a todo el que encontraron, requisándoles el pasaporte y arrestándolos por no tener el visado correspondiente. Los argentinos no ofrecieron más resistencia que sus quejas verbales e insultos y no se derramó sangre, pero el Reino Unido dejó allí una fragata durante tres meses como vigilancia y demostración de fuerza. 

Tras unos meses de tensiones entre el gobierno y ejército argentinos y el inglés, los arrestados fueron deportados y se les fue devuelto el equipamiento científico, los efectos personales de los detenidos y la bandera argentina, que ahora luce en el Instituto Nacional Browniano con la sarcástica inscripción “Bandera que perteneció al refugio Cándido de la Sala, ocupado ilegalmente por los ingleses en febrero de 1953”.

De todas formas, argentinos y chilenos volvieron para desempeñar tareas científicas. La fiesta terminó en 1967 cuando una gran erupción volcánica destruyó los refugios chilenos y la base B británica. Después de varios intentos de reocupación se volvió a abandonar la isla en 1969 por nuevas erupciones, incluso la base argentina pasó a ser solamente base de verano.

Actualidad

Hoy en día la realidad de Isla Decepción es muy diferente, siendo varias las naciones que allí desempeñan labores científicas, incluida España con su Base Antártica Gabriel de Castilla. En 2005 fue creada la Zona Antártica Especialmente Administrada (la ZAEA4), por cuya integridad, protección y ánimo de investigación velan Chile, Argentina, España, el Reino Unido, Noruega y Estados Unidos. La Base Decepción, a día de hoy gestionada por Argentina, abre cada año sus puertas a miles de turistas que desean visitar este lugar tan remoto de nuestro bello planeta. ¿Serás tú el siguiente?