Tailandia en tres semanas: Norte

Tailandia en tres semanas: Norte

En nuestro viaje de tres semanas por Tailandia decidimos empezar por Bangkok y conocer primero la capital del país, para luego volar hasta el sur pensando ya en islas paradisíacas y más arroz frito, pero en la playa y con un buen coco fresco entre las manos. El norte lo dejamos para el final porque la tradicional Loi Krathong tiene lugar durante la onceava luna llena del año en todo el país, es decir, noviembre, pero es solo en la ciudad de Chiang Mai donde puede vivirse junto al Yi Peng, el conocido festival de los farolillos al aire.

Por eso, habiendo buceado ya por los archipiélagos del Mar de Andamán pusimos la vista al norte y sus montañas, campos de arroz, templos y junglas. En la tercera parte de este viaje reviviremos lo que es mochilear por el norte de Tailandia:

Chiang Rai

Cuando el volumen principal de viajeros aterriza directamente en Chiang Mai, una de las principales ciudades de Tailandia, la pregunta que se nos presenta es “¿por qué elegisteis Chiang Rai?”. La respuesta es más lógica de lo que parece: si se quiere visitar los tres grandes alicientes del norte de Tailandia con el menor esfuerzo posible, la única manera de no repetir lugar durante la ruta es viajar en este sentido, de norte a sur (Chiang Rai – Chiang Mai) y de sur a oeste (Chiang Mai – Pai), ya que al revés no es tan fácil: Pai solo dispone de un pequeño aeródromo sin muy buenas conexiones.

Otra de las razones por las que decidimos no saltarnos Chiang Rai fue que una de las atracciones o lugares de mi lista y una de las obras arquitectónicas más impresionantes que he visto en mi vida, no solo en Tailandia, está ahí: el Wat Rong Khun o Templo Blanco. Esta locura de templo (no tiene otro nombre) es donde el arte de la manufactura asiática y la pop culture se dan la mano sin ningún tipo de vergüenza. Nada más llegar nos topamos con una especie de piscina rodeada de calaveras y de la que salen cientos de manos en pos de la desesperación, unas humanas y otras monstruosas, intentando atrapar a aquel que caiga en ellas. 

Si juntas el valor de atravesar el puente que las sobrevuela, lo que te espera después es de cuento de hadas, o mejor dicho de pesadilla: el Wat Rong Khun es un templo tailandés contemporáneo hecho exclusivamente de color blanco puro y con reflejos plateados, del que, si te fijas bien, parece que salgan millones de pequeñas llamas blancas hacia el cielo. Dentro, donde no se permiten fotos, es donde ya no sabes si los que hicieron este templo eran unos genios o alguien te está tomando el pelo: Spider-Man, Pikachu o Hellraiser aparecen en los frescos de sus paredes como si fuera del todo normal. ¡Surrealismo!

Otra de las grandes atracciones de Chiang Rai es el Templo Azul o Wat Rong Suea Ten, y sí, es todo azul. Para mí, este templo también contemporáneo, no es tan impresionante como el Wat Rong Khun, pues aquí las locas figuras y demonios que adornan el complejo se parecen más a nuestras fallas que realmente a esculturas de un centro religioso, aun así, es de visita obligada. Si aún te quedan fuerzas para visitar otro templo no muy lejos de aquí, acércate en moto al Wat Huay Pla Kang, donde una enorme escalinata con dragones sube peldaño tras peldaño hasta una amenazante estatua blanca de Buda sentado de doce metros, sonriendo, claro.

Sigue nuestro tour por los alrededores de Chiang Rai, donde también podremos acercarnos al pueblo en el que la gente lleva varios collares para alargar su cuello, el Long Neck Karen Village, aunque la responsabilidad ética de visitar estos pueblos privados va a cuenta del viajero, ya que los Karen y otras tribus de las montañas aún tienen prohibida la nacionalidad tailandesa, convirtiendo sus poblados en una especie de parque etnográfico forzado.

Chiang Mai

El aeropuerto de Chiang Mai viene muy a mano para finalizar nuestro viaje por el norte de Tailandia ya que dispone de vuelos frecuentes a Bangkok, pero que no te engañe, este humilde aeropuerto tiene un aire de pista de aeromodelismo desde la cima del Parque Nacional Doi Suthep-Pui, el monte a los pies del cual descansa la ciudad. De hecho, empezamos nuestra ruta subiendo a esta montaña donde visitamos algunos templos, en especial el de Wat Phra That Doi Suthep y mi favorito, el templo en la jungla de Wat Phra Lat, de lo más Jumanji que se puede ver en Tailandia.

En cuanto a la misma Chiang Mai se refiere, debes saber que es uno de los lugares de Tailandia con el mayor número de templos. El entramado urbano de Chaing Mai es por lo menos curioso, formando un cuadrilátero perfecto y rodeado por su canal, que coincide con el antiguo límite de la muralla de esta urbe. Te recomiendo algunos de mis templos favoritos que podrás ver sin andar mucho: Wat Lok Moli, Wat Chiang Man, Wat Phra Singh, Wat Chedi Luang, Wat Ket Karam y el Wat Sri Suphan.

Aquí es donde pudimos ver en noviembre la ofrenda de flores y velas en el río, el Loi Krathong y el Yi Peng a la vez, pero si no estás por esas fechas te recomiendo igualmente pasear por la vera del río Ping hasta cruzar el puente Nawarat. Por allí encontrarás mercados locales como el de Kad Luang y otros establecimientos de lo más locales; teniendo en cuenta que es una de las ciudades más turísticas del país, aún guarda su esencia.

Pai

Después de un serpenteante recorrido de unas cuatro horas, se llega desde Chiang Mai a Pai, un pequeño pueblo en las montañas del oeste de Tailandia, en dirección a Birmania. Lo mejor de Pai es no contar mucho con lo que hayas escuchado sobre él y dejarte sorprender. Es un asentamiento remoto, pero eso no significa que esté deshabitado, al contrario, ha sido gentrificado hasta parecer (al menos sus dos calles principales) una especie de Lloret de Mar tailandés en miniatura. Para mí, lo mejor de Pai no fueron los animados bares, el ambiente internacional lleno de nómadas de todos los rincones del mundo o la dedicación casi completa al turista: la gracia de conducir las 762 curvas que te llevan hasta Pai es la de maravillarte con su naturaleza, la Tailandia más montañosa. 

Para ir terminando nuestro viaje por el norte de Tailandia, te recomiendo mis lugares favoritos de los alrededores de Pai. Para empezar la fresca mañana de la mejor forma puedes acercarte a los baños termales de Tha Pai, un complejo con varias piscinas termales adaptadas al uso turístico pero en el corazón mismo de la jungla. Si aprieta el calor, siempre puedes acercarte hasta la cascada de Mo Pang, en Pai todo está cerca. 

El siguiente paraje a visitar es Boon Kho Ku So. Merece la pena todo el año, pero especialmente si vas cuando los campos de arroz están inundados o esté creciendo su verde tallo, el larguísimo puente de bambú que los sobrevuela los campos te dejará boquiabierto. Para mí, uno de los lugares más bonitos de los alrededores de Pai y de Tailandia entera.

Sin embargo, y ya para terminar el día, la visita obligada es el Cañón de Pai o Kong Lan, una curiosa formación geológica que dibuja caminos elevados entre árboles gracias a su terreno de fácil erosión, creando un intrincado sistema de senderos con acantilados de hasta 30 metros de caída desde los que ver, sobre todo, la puesta de sol. 

El lugar ideal para agradecer tu viaje de Tailandia a la deidad de tu elección.