Monte Athos: donde ni mujeres ni catalanes son bienvenidos

Monte Athos: donde ni mujeres ni catalanes son bienvenidos

Hágion Óros o Monte Athos es el nombre que recibe una región autónoma de la actual Grecia que cuenta con ciertas peculiaridades dignas de, como ves, un artículo entero. No solo los catalanes tenían prohibida la entrada a este territorio hasta 2005, sino que mujeres de cualquier religión y nacionalidad, a día de hoy, tampoco pueden entrar. Si esta introducción te ha llamado la atención, sigue leyendo y te explicamos todas las razones tras tan escandalosas medidas.

¿Qué es el Monte Athos?

La montaña que da nombre a la región y gran parte de la península de Monte Athos se encuentra al este de la actual Grecia, muy cerca de la ciudad de Tesalónica. La principal singularidad de este estado autónomo es que está gobernado por la Iera Koinotita, la comunidad eclesiástica del Monte Athos, directamente vinculada al Patriarcado Ecuménico de Constantinopla. Este territorio es algo así como el Vaticano de la Iglesia Ortodoxa, salvando las diferencias.

Ni mujeres ni hembras

La población del Monte Athos está formada, desde hace más de mil años, únicamente por varones y, en su gran mayoría, monjes. Hay dos teorías al respecto de la prohibición de las mujeres en esta región: una de ellas es el ánimo de evitar la tentación y distracción de los monjes que allí dedican su tiempo al estudio de la vida religiosa. Pero esto no solo pasa allí, sino que en ciertos templos budistas en Tailandia o hindúes en la India, así como alguno en Japón, también prohíben la entrada a las mujeres, sea cual sea su vestimenta.

La segunda justificación es más arcaica si cabe: cuenta la leyenda que Jesús llevó a María hasta ahí y, al quedar ella tan sorprendida por la belleza del lugar, Jesús le regaló la península para que fuera su jardín y de ninguna otra mujer. Desde entonces, los monjes decidieron que nunca más otra mujer volvería a poner los pies en Monte Athos. Si una de ellas se acerca a menos de 500 m de la costa, se arriesga a una pena de 12 años de prisión. Las hembras de animales tampoco son admitidas por la misma razón: no hay vacas, ni gallinas, ni cabras. Sin embargo hay gatas, miles de ellas, para combatir a los ratones que se cuelan en alguno de los 20 monasterios que comprenden este complejo. 

La venganza catalana

Pero ¿qué hay de los catalanes? ¿Qué han hecho esta vez para merecer tal fama? Para entenderlo, tenemos que viajar al pasado hasta el siglo XIV, Por aquel entonces Roger de Flor, líder militar al mando de la Gran Compañía Catalana, fue puesto al servicio del emperador Andrónico II para detener el avance de las tropas otomanas que acechaban el Imperio Bizantino. Sus más de 8000 almogávares derrotaron a los turcos siempre en inferioridad numérica, causando bajas de hasta más de 18000 combatientes, conquistando ducado tras ducado. Los agradecimientos del emperador fueron muchos, pero también creció la sospecha hacia Roger de Flor, quien se cuenta que pretendía agenciarse los territorios conquistados. Además, la presencia de los almogávares no era bien vista, ya que parece que se excedieron bastante en sus formas, tanto con amigos como con enemigos.

Es por eso que Andrónico II mandó asesinar a Roger de Flor en un acto de traición que los almogávares, que le tenían en gran estima, nunca olvidaron. Quemaron sus propios navíos y juraron que no volverían a la Corona de Aragón hasta que hubieran cobrado su venganza. No solo aniquilaron a todo el que encontraron, sino que vencieron y otorgaron al Reino los ducados de Atenas y Neopatria. Desde entonces mencionar el nombre de “catalán” en ciertos lugares del sur y este de los Balcanes hace poner los pelos de punta a más de uno.

Es tan así que a los niños albaneses que no quieren irse a dormir se les dice que vendrá el Katallani, una especie de monstruo con un ojo que causa el terror, por no mencionar que la palabra “catalán” en albanés significa “hombre malo” o “torturador”. En Grecia, si alguien quiere amenazar a otro, le dirá “espero que te alcance la venganza catalana”. En Monte Athos recuerdan bien la Historia, tanto que hasta no hace mucho cualquier catalán tendría prohibida la entrada, como represalia.


Monte Athos en la actualidad

La polémica no ha abandonado Monte Athos, pero a los más de 2400 monjes y laicos que la habitan no parece importarles. La UE denunció la violación de los Derechos Humanos de no dejar a entrar a mujeres en 2003, pero no hubo cambios, ya que Grecia lo justificó como una tradición milenaria inamovible. Monte Athos, como entidad prácticamente independiente, no tiene por qué obedecer a regulaciones del estado griego, ni siquiera en el marco europeo. 

Aun así, han sido varias las mujeres que han conseguido entrar: Aliki Diplarakou con tan solo 18 años se vistió de peregrino para entrar a escondidas a Monte Athos, más tarde cayó gravemente enferma, cosa que los monjes interpretaron que había sido un castigo divino, ella misma se disculpó al recuperarse. Maryse Choisy, una periodista francesa, se disfrazó de marinero durante semanas y terminó escribiendo el libro “Un mes entre hombres”.

Por su parte, la Generalitat de Catalunya quiso restaurar las buenas relaciones con Monte Athos y en 2005 mandó al portavoz del gobierno catalán para subvencionar la reconstrucción de la torre de los tesoros del monasterio principal de la región, el Monasterio de Vatopedi que contiene, como reliquia estrella, el presunto cinturón de María. Desde entonces, quizás los catalanes sigan sin ser bienvenidos, pero por lo menos se les deja entrar.


Cabe mencionar que esta región es Patrimonio de la Humanidad desde 1988 por su riqueza natural, histórica y cultural: el estilo de vida en la península hace que la flora y la fauna, así como sus cientos de kilómetros de playas y calas, sean casi 100 % vírgenes e inalterados por la acción humana. Pero no te hagas muchas ilusiones, a Monte Athos solo se puede acceder con el diamonitirion, una suerte de visado con el cual, únicamente con motivación religiosa, se puede cruzar el territorio a pie durante cuatro días alojándose, incluso, en sus monasterios. Y date prisa, porque solo diez nómadas no ortodoxos son admitidos cada día.