Maldivas low cost: ¿cuál es el secreto?
Lo sé, seguro que piensas que estos dos conceptos no pueden estar en la misma frase: las palabras “Maldivas” y “low cost” son, según creencia popular, antagónicas. Pero, ¿y si te digo que es posible llegar a las islas Maldivas y pasar allí unos días sin dejarte una fortuna ni vender un riñón?
La prueba viviente de que se puede, un servidor muy de clase media, va a contarte en este artículo cómo llegar a este edén turquesa sin vender ninguna parte de tu cuerpo y qué es lo que tienes que saber sobre este lugar de fantasía, donde la fauna submarina es casi tan interesante como la vida sobre la arena de los atolones que tanto has visto en Instagram. Y sí, aún gozo de los dos riñones.
Vuelos baratos… ¿a Maldivas?
Desde hace un tiempo es posible volar a Malé, la capital de las Maldivas, gracias a aerolíneas low cost que no te puedo recomendar porque no me pagan las menciones, pero ya sabes que Wizzair no es Emirates. ¡Ups! A Malé se vuela desde aeropuertos como Abu Dhabi, hasta el cual también se puede llegar mediante estas aerolíneas. ¡Sorpresa! Ahora solo te falta buscar días de vacaciones y conectar aeropuertos. Maldivas está a más de 8.600 km de España, por lo que seguramente es el destino más lejano al que se puede llegar únicamente con vuelos “baratos”. Como decía Ana en Los amantes del círculo polar: “Podría contar mi vida uniendo vuelos low cost”.
Resort VS isla local
Espera un momento, creo que te estás haciendo ilusiones demasiado rápido. Si lo que buscas es alojarte en uno de los resorts que seguro has visto en tus redes, con sus pasarelas de bambú sobre el agua cristalina y sus cabañas de revista, ya puedes ir ahorrando unos mil euros la noche. Adiós a la teoría low cost. La alternativa, preferida por nómadas como nosotros, es alojarse entre los maldivos en sus pueblos, junto a sus mezquitas y sus mercados. En mi opinión, esas son las Maldivas de verdad, en las que tienes contacto directo con la gente que las empuja cada día para crear un lugar mejor.
De hecho, cuando hablas con ellos te preguntan si vas “a un resort” o “al país”, refiriéndose a las islas locales e implicando que los resorts no son parte de las Maldivas, sino burbujas completamente aisladas donde sí, tendrás contacto con paisanos, pero solo para que te traigan la piña colada a la tumbona. Nosotros fuimos a una local island donde nos alojamos en un hotel totalmente equiparable a uno de nuestras Baleares, hablando tanto de estándares como de precios. La experiencia es sin duda otra: te sumerges en el día a día de los vecinos, compras donde ellos lo hacen y te despiertas con el imán llamando al rezo, como ellos.
Pero, ¿qué van a pensar tus amigos sin la foto en el caminito de bambú del resort? No te preocupes, también hay una solución low cost para ello: todos los alojamientos ofrecen excursiones de medio día a ciertos resorts donde, por un precio terrenal, puedes sentirte todo un influencer y campar a tus anchas por uno de esos resorts sin tener que pagar con uno de los riñones que te quedan.
Por mar o por aire
El archipiélago de las Maldivas lo forman más de 1000 islas repartidas en 16 atolones a lo largo de algo más de 800 km, por eso el transporte más común, como habrás podido deducir, es por agua. En especial los ferrys públicos, que disponen de horarios y rutas a disposición y que pueden conectarse de atolón en atolón: no suele haber ferry públicos en distancias muy grandes ya que van bastante lentos y tardan varias horas en completar su recorrido.
Si no tienes prisa, te mareas fácilmente o ya es tarde para coger el último ferry a tu isla, siempre tendrás los speedboats, que salen más a menudo y su precio no se dispara a pesar de cubrir la misma distancia que los ferrys pero en un tercio del tiempo. Y si ves que esto tampoco es lo tuyo, hay alternativas más lujosas: aunque Maldivas solo tiene un aeropuerto, en Malé, puedes moverte en hidroavión y te dejará en la puerta del hotel. Muy poco low cost, la verdad.
Excursiones para todos los bolsillos
Aparte de la arena blanca y las palmeras tropicales, las Maldivas tienen otro gran aliciente: su vida submarina. Es tan rica y tan accesible que te parecerá imposible, y créeme, te pasarás el día bajo el agua. Si buscas avistar tiburones o mantas raya no tienes ni que coger un barco: los verás cuando menos te lo esperes en cualquier puerto o espigón, paseándose como si fueran perros callejeros.
Sin embargo lo que sí se ofrece en Maldivas es nadar con estos animales en su hábitat natural y donde se encuentran en grandes concentraciones. Nuestro consejo es que no compres un tour online ya que todos los hoteles ofrecen excursiones para nadar con tiburones, tortugas y mantas en libertad. No encontrarás problema en encontrar estos grupos a un precio más que asequible y mucho menos si vas a una isla turística como Maafushi.
La comida será cara, ¿no?
Si te paras a pensar, en una isla donde la importación y exportación se hace difícil, lo normal es que se cobre en el precio del plato que han traído desde quién sabe dónde. Pues bien, te sorprenderá saber que cada isla en las Maldivas es más o menos autosuficiente y producen (y pescan) prácticamente todo lo que necesitan. Así, el plato por excelencia en las Maldivas es el arroz con pollo, atún o verduras, tres ingredientes fáciles de encontrar incluso en una isla tan pequeña como un pueblo de los nuestros.
Aun así, si te aburres de comer arroz con cosas o pescado cada día siempre quedarán los diminutos supermercados de las islas locales, que de haberlos, haylos, donde podrás encontrar una sopa instantánea de noodles con sabor a gamba u otras alternativas a la comida más local por menos de lo que esperas.
Sabiendo todo lo que aquí has aprendido, que nadie te diga que no puedes ir a las islas Maldivas porque es demasiado caro: ahora ya sabes que el lujo de las fotos de Instagram es solo una cara de las Maldivas, pero no toda.
Nómada incansable, amante de las mochilas de más de 40 litros. Geek de la geopolítica, las relaciones humanas y otros territorios en conflicto. Apasionado cuentacuentos, razón aquí.