Qué ver en Montenegro: interior
¿Has estado alguna vez en un lugar salvaje que parece virgen? ¿Donde solo puedes oír el graznar de los halcones y el viento entre las montañas? El lugar que aquí te presento es Montenegro, un pequeño país en el corazón de los Balcanes, independiente desde 2006, y que no hace más que gritar al mundo para que todos puedan disfrutar de la belleza de su naturaleza, su cultura y su patrimonio.
En estas líneas, los hitos principales para visitar en el interior de Montenegro, lejos del olor del mar y las gaviotas:
Podgorica
Podgorica es, bueno, Podgorica. Conocida como una de las capitales menos agraciadas del mundo, Podgorica se encuentra en el interior del país, lejos de casi todo. Aún así te recomiendo que la visites, aunque sea en coche, pasar por su centro para visitar la estatua de Tito, el que fue presidente de Yugoslavia durante el comunismo, la Iglesia Ortodoxa de la Resurrección de Cristo o cualquiera de las joyas brutalistas de Podgorica que ya ilustré con más o menos detalle.
Es una ciudad de contrastes, ya que el gris industrial dan paso al verde más exuberante tan solo salir del portal: parques y más parques, árboles por doquier y hasta un gran río, el Morača, que corta la ciudad, por si fuera poco. De hecho, un afluente de este río es el Cijevna, que también merece unas líneas. Se trata de un río con nombre y apellidos a las afueras de Podgorica, pero que será perfecto para un chapuzón en pleno verano en sus aguas cristalinas o un breve picnic en alguna de las frescas balsas creadas por la pequeña presa del restaurante Niagara, con su cascada y todo, como no podría ser menos con ese nombre.
Monasterio de Ostrog
Si hablamos de iglesias, catedrales o monasterios, el Monasterio de Ostrog es uno de los que más me asombró en mi roadtrip por Montenegro. Se trata de una iglesia ortodoxa completamente empotrada en la roca de Ostroška Greda, casi escondida. Se puede visitar conduciendo tan solo una hora desde Podgorica.
Una vez dentro, cuidado con golpearte la cabeza, porque pasarás por un entramado de galerías, túneles y pasadizos que darán la sensación de estar perdido, pero solo por un momento, hasta que encuentres las imágenes y la capilla sagrada dedicada a San Basilio de Ostrog. Es un templo de los que merece la pena visitar pues, ya sea desde su entrada o desde alguna de sus terrazas, las vistas de los interminables campos y bosques y de la pared en la que se resguarda. La recordarás durante mucho tiempo.
Parque Nacional de Durmitor
Durmitor es un tesoro natural que fascina con su impresionante biodiversidad y paisajes espectaculares. Este parque, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, alberga majestuosas montañas, profundos cañones y numerosos lagos glaciares, como el mágico Lago Negro.
Los visitantes pueden explorar una variedad de senderos que serpentean a través de bosques densos y praderas alpinas, ideales para el senderismo y la observación de fauna. El cañón del río Tara, el segundo más profundo del mundo, ofrece emocionantes oportunidades para el rafting. Con su combinación de belleza natural y aventura, Durmitor es un destino imprescindible para los amantes de lo extremo. ¿Lo único malo? Que está exageradamente lejos de la capital.
Parque Nacional de Lovćen
El Parque Nacional de Lovćen está situado en la región montañosa del país, este parque es hogar del majestuoso Mausoleo de Njegoš, dedicado al poeta y líder montenegrino Petar II Petrović-Njegoš, desde donde se obtienen vistas panorámicas impresionantes. Los visitantes pueden disfrutar de numerosas rutas de senderismo que atraviesan bosques de pinos y terrenos rocosos
El parque cuenta con pueblos de postal y antiguas iglesias que añaden un toque humano y una gota de viaje cultural a la experiencia. Lovćen es un lugar perfecto para quienes buscan combinar naturaleza, historia y aventura en un solo destino.
El Lago Skadar
El Lago Skadar es el lago más grande de los Balcanes y es un paraíso natural que destaca por su rica biodiversidad, paisajes serenos y turismo deportivo pero relajado. Este impresionante cuerpo de agua, compartido por Montenegro y Albania, es un refugio para una gran variedad de aves, incluyendo pelícanos y cormoranes, lo que lo convierte en un destino ideal para los amantes de la observación de aves.
Los visitantes pueden disfrutar de paseos en barco sin prisa por sus tranquilas aguas, explorando sus numerosas islas y meandros y descubriendo antiguos monasterios y aldeas a lo largo de sus orillas. Lo más característico de este lago es la proliferación desenfrenada de nenúfares, que en los rincones con menos corriente forman una inmensa alfombra verde que parece flotar por encima del Skadar, solo rota por las palas de los kayaks y el croar de las ranas. El entorno del lago ofrece rutas para andar y oportunidades para nadar y pescar.
Montañas de Komovi
Por último os quiero mencionar las montañas de Komovi, situadas en el este de Montenegro. Son un destino espectacular para los amantes del excursionismo clásico, pues se podrían comparar sin vergüenza a los Dolomitas. Con picos que alcanzan los 2.500 metros de altura, estas montañas ofrecen vistas panorámicas asombrosas y un entorno casi virgen, alpino.
Los que se atrevan a conducir hasta allí podrán explorar rutas señalizadas por praderas alpinas y escarpados riscos. No olvides hacer un alto en las pequeñas aldeas de pastores en las laderas de Komovi, que te permitirán experimentar la auténtica hospitalidad montenegrina y degustar la cocina local. Komovi es un lugar ideal para despedir esta serie de artículos sobre lo más importante para ver en esta gema escondida de los Balcanes: Montenegro.
Nómada incansable, amante de las mochilas de más de 40 litros. Geek de la geopolítica, las relaciones humanas y otros territorios en conflicto. Apasionado cuentacuentos, razón aquí.