5 lugares turísticos donde las mujeres aún no son bienvenidas

5 lugares turísticos donde las mujeres aún no son bienvenidas

Hoy en día la igualdad de género se defiende con fuerza, por suerte, aunque todavía existen rincones que, por desgracia, aún limitan el acceso a las mujeres por sus tradiciones. Estos lugares, ya sean templos sagrados, islas remotas o incluso ciertas festividades, están marcados por creencias religiosas, culturales o espirituales que, en algunos casos, se remontan a miles de años. Aunque estas prohibiciones, extrañas y anacrónicas en el contexto moderno, son una realidad que despierta curiosidad y controversia a partes iguales. 

La Isla de Okinoshima, Japón

Okinoshima es una pequeña isla situada en el Mar de Japón que alberga el santuario sintoísta de Munakata Taisha Okitsu, dedicado a las deidades protectoras de los marineros. Considerada un sitio sagrado, de hecho la isla fue incluida en la lista del Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2017. Sin embargo, Okinoshima es única no solo por su importancia espiritual, sino también porque está estrictamente prohibido el acceso a las mujeres.

Las razones exactas de esta prohibición no están del todo claras, pero se cree que están relacionadas con la pureza ritual requerida para ingresar a la isla. Los hombres que deseen visitar Okinoshima deben realizar un rito de purificación desnudos antes de desembarcar, y solo un número muy limitado de visitantes es permitido, generalmente en una ceremonia anual que se celebra el 27 de mayo.

La isla está cerrada al turismo general y su misticismo y aislamiento la convierten en un lugar de profunda reverencia en la cultura japonesa. La prohibición de acceso a mujeres, aunque controvertida, sigue siendo un componente fundamental de las prácticas religiosas que protegen la santidad del sitio.

Templo Sabarimala, India

En lo profundo de los bosques de Kerala, en el sur de India, se encuentra el Templo Sabarimala, uno de los santuarios hindúes más venerados, dedicado al dios Ayyappa. Durante siglos, las mujeres en edad de menstruar, es decir, aquellas entre los 10 y 50 años, han tenido prohibido entrar al templo. Esta prohibición se basaba en la creencia de que la menstruación es impura y que las mujeres en esa etapa de la vida podrían perturbar la pureza del dios, que es considerado un eterno célibe.

La controversia en torno a esta restricción alcanzó su punto álgido en 2018, cuando la Corte Suprema de India dictaminó que la prohibición era inconstitucional y permitía el acceso a mujeres de todas las edades. Sin embargo, esta decisión provocó protestas masivas y resistencia por parte de los devotos tradicionales. Aunque algunas mujeres intentaron ingresar al templo tras el fallo, se enfrentaron con obstáculos significativos tanto de manifestantes como de las autoridades locales, que les cerraron el paso. El debate del Templo Sabarimala está aún lejos de resolverse por completo.

Monte Athos, Grecia

Pero no es necesario ir al otro lado del planeta, en nuestro continente también hay sitios donde las mujeres no son bienvenidas. El Monte Athos, del que ya hablamos en este artículo, es una península montañosa en el norte de Grecia y uno de los lugares más emblemáticos del cristianismo ortodoxo. Este territorio semi-autónomo alberga una comunidad monástica que ha existido ininterrumpidamente durante más de mil años. La prohibición de entrada a mujeres, conocida como Avaton, es parte integral de las reglas de la montaña y se aplica de manera estricta.

La razón detrás de esta prohibición radica en la devoción de los monjes a la vida ascética y al celibato. Se cree que la presencia de mujeres podría distraer a los monjes de su vida espiritual. Curiosamente, no solo las mujeres tienen prohibido el acceso, sino también cualquier animal hembra, a excepción de las gatas, que son necesarias para controlar la población de ratas. Ironía, ¿verdad?

Las visitas al Monte Athos están restringidas incluso para los hombres, quienes necesitan un permiso especial para ingresar y pocos son admitidos. Aunque la prohibición ha sido criticada y ha generado debate, los monjes y los defensores de la tradición consideran que es esencial para preservar el carácter sagrado y el propósito de la comunidad, con lo que sigue de facto en pie.

Mezquita Haji Ali Dargah, India

Ubicada en una pequeña isla frente a la costa de Mumbai, la Mezquita Haji Ali Dargah es uno de los lugares de peregrinación más importantes para los musulmanes en India. Durante años, las mujeres tenían prohibido entrar en la sala interior de la tumba que alberga el santuario del santo sufi Haji Ali, debido a una interpretación de las leyes islámicas que restringen el acceso de mujeres a ciertos lugares sagrados.

Esta prohibición fue impugnada en 2012 por un grupo de mujeres activistas, quienes argumentaron que se trataba de una violación de sus derechos constitucionales. Después de una larga batalla legal, en 2016 el Tribunal Supremo de Bombay ordenó levantar la prohibición, permitiendo que las mujeres ingresen al santuario interior en igualdad de condiciones que los hombres.

Este caso se convirtió en un símbolo de la lucha por la igualdad de género en lugares de culto y un ejemplo de cómo las normas tradicionales pueden ser reevaluadas y reformadas en un contexto moderno.

Templo Wat Sri Suphan, Tailandia

Si has viajado alguna vez a Tailandia seguro que has pasado por el Templo Plateado, en Chiang Mai. Si no, te diré que es uno de los lugares más turísticos del país, pero aun así el acceso a las mujeres está prohibido. La razón no cambia de la de otros templos que ya hemos visto en este artículo: el aura de la mujer puede, según los monjes que allí residen, perturbar la energía de ciertas reliquias, el ambiente monástico o la meditación de los propios monjes budistas. Aunque esta no es una creencia común en el Budismo, es más bien una interpretación local que solo aplica a ese templo, que sepamos.

Los lugares del mundo donde no se admiten mujeres son una ventana a la compleja relación entre tradición, religión y modernidad. Si bien estos espacios reflejan creencias y prácticas profundamente arraigadas, también plantean preguntas importantes sobre la igualdad de género y los derechos individuales en el siglo XXI.

¿Y tú, nómada, has estado en algún otro lugar donde las mujeres no pudieran entrar?