CÓMO ESCOGER UNA MALETA DE VIAJE

CÓMO ESCOGER UNA MALETA DE VIAJE

Si eres asiduo/a a este blog, la entrada te sonará. Ya te has preguntado si para viajar es mejor una mochila o una maleta, has escogido ésta última y aquí estás, queriendo saber más sobre qué ventajas y desventajas tiene una maleta de viaje.

¿Qué tipo de maleta escoger? ¿Cuánto debería gastarme? ¿Adónde voy? ¿De dónde vengo? Las preguntas existenciales serán respondidas en otra ocasión, de momento coge tu bloc de notas nómadas y boli, y presta atención a estas cuestiones a tener en cuenta antes de comprar una maleta. ¡Vamos!

Según su propósito

Por muy nómada que seas, si no has vivido todo este tiempo en una cueva seguro que has viajado alguna vez con una maleta. Para empezar por algún sitio, categorizaremos las maletas por su rigidez, siendo ésta flexible o totalmente rígida. Por flexibles entendemos las que están hechas de tela o nylon y su volumen oscila entre llena y muy llena dependiendo del número de enseres que contenga. Estas maletas sirven para cualquier viaje, pero no son impermeables, por lo que estarán bien a menos que llueva, la arrastres por la nieve -a más de un@ he visto en invierno con maletas embarradas- o sobre todo si contienen algo frágil en su interior, y si alguna vez has visto como llegan las maletas al avión me entenderás. Eso sí, son mucho más ligeras.

Por el contrario las maletas rígidas, hechas a base de policarbonato o ABS, son más pesadas pero mucho más resistentes a la abrasión, golpes, arañazos y otras vejaciones. Son más pesadas, por lo que deberemos poner más atención al peso total del equipaje, pues este sí puede ser motivo inesperado de un cargo extra por sobrepasar el límite de peso. Recuerda: no por no facturar tu maleta significa que no van a pesarla. ¡No te confíes!

También podemos diferenciar las maletas por su número de ruedas, con lo que tendremos sólo dos opciones: de dos y de cuatro ruedas. Las de dos ruedas normalmente tienen una tercera ‘pata’ para aguantarla de pie cuando está en reposo pero es imposible empujarla de esa manera, por lo que serán necesarias dos fuerzas: aguantar y tirar al mismo tiempo, si dejamos de hacerlo, la maleta caerá. Las de cuatro, como ya podemos imaginar, se aguantan solas en reposo y pueden ser empujadas/tiradas posición vertical, evitando las miradas de ser el/la culpable del inimitable sonido-latigazo de una maleta y su asa cayendo sin vida al suelo del aeropuerto. Además es mucho más cómoda.

En mi opinión, si viajas mucho o en trayectos largos, mucho mejor una de cuatro ruedas y rígida. Y si te sigue, mejor.

Según su tamaño

De la misma forma que las mochilas se miden en litros, la unidad escogida para las maletas son los centímetros -de altura-, ya que el peso no es tan importante y su capacidad interior no cambia tanto. Para escoger la medida de una maleta habrá que saber adónde viajamos, pues si estamos acostumbrados a volar con líneas de bajo coste nuestra maleta no podrá superar los 55 cm de alto para no pagar un extra, incluso más de una aerolínea -por no decir nombres- no deja que el equipaje de mano supere los 40 cm de alto: dos palmos, vaya. Esto, lejos de limitar opciones, nos da mucho con lo que escoger, ya que los fabricantes de maletas conocen los sucios trucos de las aerolíneas y se adaptan a ello: la mayor oferta de maletas está entre las de 40 y 55 cm de alto.

Si por el contrario tenemos carta blanca y somos de los que cargan sus bultos en uno de esos grandes carros en el aeropuerto, podremos tirar la casa por la ventana y escoger cualquier bestia de hasta 80cm de alto y muchos, muchos kg de peso. No son para viajar lejos, pero sí para largos periodos, ya que no todo el mundo está acostumbrado a viajar ‘con lo puesto’ -deberes: leer cómo ahorrar espacio en tu equipaje– y llevar lo que uno quiere da seguridad. Estas maletas, normalmente semirrígidas, son lo que se busca para no dejar nada en falta, y a menudo para compartir equipaje con dos o más miembros de una familia. Ideal para entrenar brazos y lumbares.

Las maletas más diminutas, que me encantan, son las de los más pequeños de la casa. Tienen forma de elefantitos y dinosaurios y hasta pueden sentarse en ella y ser arrastrados por el progenitor de turno cuando se cansan. Es un método genial de acostumbrar a la chiquillería a llevar su propio equipaje y a responsabilizarse de éste, así como una bonita forma de introducirles en esto del viajar. Si tienes más de siete años, por favor, no intentes sentarte en ella por muchas ganas que tengas.

Según sus accesorios

Cuando he dicho que es mejor si la maleta te sigue, no era un decir, hay maletas conectadas vía bluetooth a tu dispositivo que pueden seguirte por el aeropuerto de muy cerca, y hasta chillar si te separas mucho o algún amigo de lo ajeno quiere sustraértela. Es un magnífico momento en el que vivir.

Otros accesorios más mundanos incluyen asas laterales para ser llevadas a peso, bolsillos interiores -soy contrario a las maletas con bolsillos exteriores, por aquello del amigo de lo ajeno-, compartimentos para separar las prendas de ropa, gomas elásticas para inmovilizar el contenido o cremallera resistente y con pasador de candado.

Y hablando de candados, es importante saber que a ciertos países como por ejemplo Estados Unidos y Canadá, es necesario tener un candado de tipo TSA, que puede ser abiertos por el personal del aeropuerto en caso de inspección. Algunas maletas también vienen con candado de combinación numérica incluído.

Un elemento del que no se ha hablado lo suficiente es el color. Una maleta vistosa tiene sus ventajas, por ejemplo es mucho más fácil identificarla en la cinta transportadora o de camino al avión. Es demasiado llamativa para ser robada y lo suficientemente diferenciable para ser descrita -y encontrada- en caso de pérdida, aunque lo mejor es que lleven algún tipo de identificación y hacerle una foto antes de facturarla.

En resumen, y como en todo, el truco está en buscar y buscar y escoger la que tenga mejor relación calidad-precio, teniendo en cuenta que el I+D de las grandes marcas de maletas invierte mucho en no defraudar a sus clientes: el precio por unas ruedas duraderas, una cremallera resistente o una asa casi irrompible, se paga. 

¡Espero que este artículo te haya ayudado a tener un poco más clara tu idea de maleta!