CÓMO FUNDAR TU PROPIA MICRONACIÓN, Parte 2

CÓMO FUNDAR TU PROPIA MICRONACIÓN, Parte 2

Como ya has leído en la primera parte, pioneros de todo el mundo reclaman esas tierras que creen suyas y las defienden con uñas y dientes, con razón o sin ella, y lo cierto es que se han ganado unos párrafos en libros y foros. En esta segunda parte haremos mención a otras de esas micronaciones que decidieron que la Historia debía guardarles un lugar.

· Liberland (Croacia/Serbia)

La línea fronteriza que separa Croacia de Serbia no es tan clara como lo parece. Los meandros, islotes y playas que ahora forman la serpenteante silueta del río Danubio son muy diferentes de las del siglo pasado, antes de que presas, embalses y centrales hidroeléctricas modificaran su curso. Los serbios dicen que está todo bien, para ellos la línea fronteriza es la que dibuja el Danubio, una práctica muy habitual en el momento de separar países. Croacia, por el contrario, cree lo que reza el catastro del siglo XIX, en el cual el curso del río era muy diferente y, por tanto, también sus fronteras.

Esta situación de ‘tierra de nadie’ fue aprovechada por el político y activista checo Vít Jedlička, que en 2015 fundó la República de Liberland en una de las islas del lado de Croacia que Serbia jamás ha reclamado, y que por el catastro croata tampoco pertenecen a éste último. Las visitas de Jedlička y curiosos de varios países han llevado de cabeza a las autoridades croatas, que han tenido que arrestar a cuantos entraban en el país ‘de forma ilegal’. Actualmente nadie se atreve a entrar en Liberland, aunque la disputa territorial aún está sin resolver.

· Frestonia (Reino Unido)

La calle Freston de Londres era un lugar tranquilo, una superficie de menos de una hectárea era suficiente para acoger a varias familias que ocuparon los pisos vacíos durante décadas. Un día de 1977 Nicholas Albery, reconocido hippie de la escena londinense, propuso que el barrio debería declararse independiente, y tras comentarlo con el resto de la comuna, así lo hizo. Se creó la Libre e Independiente República de Frestonia.

Crearon sellos que pasaban por oficiales, se creaban charlas y foros y se vivía en paz. Cuando el ayuntamiento de Londres quiso remodelar la zona, incluída la calle Bramley, casi todos los habitantes de Frestonia acogieron el apellido Bramley para intentar engañar al gobierno. No tuvieron éxito pero tampoco se reurbanizó, y aquello fue un gran catalizador para la identidad y la vida misma de Frestonia.

Años más tarde los frestonianos crearon una cooperativa de habitaje con el nombre de esta modesta república para mejorar precisamente el problema que los había llevado hasta allí, la falta de viviendas dignas. Los periodistas, normalmente opuestos al movimiento okupa, empezaron a difundir la utopía de Frestonia a los cuatro vientos, y eso ayudó y mucho a la cooperativa, que cogió la suficiente fuerza como para codearse con inmobiliarias que querían y quieren hacerse con el barrio. Hoy día la comunidad de Frestonia sigue unida, recordando los tiempos en los que casi fueron independientes y luchando por los derechos de sus vecinos.

· Westarctica (Antártida)

Coge un mapa de la Antártida y divídelo en triángulos desde el Polo Sur, como si de un pastel se tratara. La porción de hielo más al ‘suroeste’ se llama Marie Byrd Land y es el territorio sin reclamar más grande del planeta. Esta, amigos, es la razón perfecta para que alguien reclame un pedazo de continente desde su sofá -si es que se necesita alguna razón en realidad-, y eso es lo que hizo Travis McHenry, un americano que fundó sin despeinarse el Protectorado de la Antártida del Oeste, reclamando nada menos que el millón y medio de kilómetros cuadrados que descansaban hasta ahora tranquilos entre las zonas controladas por Nueva Zelanda y por Chile.

Este último dato nos dice que la Antártida está en realidad controlada por algunos países, pero no toda, por lo que nómadas de todo el mundo han exigido derechos sobre los territorios del continente antártico que quedaban sin ser reclamados, uno de ellos fue la República de Užupis, de la que ya hablamos. Por si fuera poco, se ha creado el Grupo del Acuerdo Micronacional Antártico para evitar disputas. ¿Pensabas que no podría complicarse más la cosa? Esta delirante ‘macronación’ ha abierto una embajada en la ciudad española de Nerja. ¿Cómo te quedas?

Como has aprendido en este manual crear tu micronación es bastante fácil, sólo tienes que proclamar que tu jardín es una república independiente y defenderla de mercenarios, políticos y otros vecinos. Recuerda también acuñar una moneda propia, que nunca queda mal.