Todo lo que hay por ver en Petra, II

Todo lo que hay por ver en Petra, II

El Teatro Nabateo

Como toda buena ciudad, Petra también disponía de un teatro donde más de 8500 almas se divertían viendo espectáculos. El teatro de Petra se parece al de Amán, con la diferencia de que este fue construido por los nabateos allá por el siglo I aC, aunque más que construido deberíamos corregir, una vez más, y decir excavado, pues este es el teatro excavado en la roca más grande y mejor conservado del mundo. Debemos el mérito de dicha conservación en gran parte a los romanos, quienes lo restauraron años más tarde.

Las iglesias bizantinas

Si seguimos por la calle (o riera) principal, el terreno se allana y se ensancha dejando al descubierto grandes extensiones de terreno a ambos lados. Es en la colina norte donde los bizantinos construyeron, allá por los siglos cuarto y quinto después de Cristo, un conjunto de iglesias de las que aún pueden visitarse sus ruinas, mosaicos y columnas. El subsiguiente terremoto que asoló Petra fue una de las grandes razones por las que se abandonó y por la que sus iglesias no fueron restauradas.

El Gran Templo y la Calle de las Columnas

Llegamos al centro de la ciudad de Petra y nos reciben, como a los héroes de antaño, docenas de columnas a ambos lados de la calle principal, todavía bajo nuestros pies. A la izquierda, una serie de escalinatas nos llevarán a una plataforma superior columnada y a un tercer altar. Los historiadores aseguran este lugar fue algo así como el foro romano, un lugar de encuentro donde los habitantes de Petra combinaban la visita al templo con un baño en la gran piscina que se encontraba a unos metros, sus jardines frondosos y el mercado. Habrá que ponerle imaginación.

Qasr al-Bint

Quizás la última construcción en pie de los nabateos y una de las más singulares, pues su arquitectura y grabados no recuerdan a nada de lo que estamos acostumbrados en Occidente. Hablamos del templo dedicado a Dushara, la principal deidad nabatea, un grandioso edificio rectangular construido sobre un robusto podio y con columnas corintias con grabados nabateos que nos dejarán con la mosca detrás de la oreja, pudiendo bien ser, por qué no, símbolos de una civilización alienígena olvidada. El templo en sí parece a medio construir, o a medio deconstruir, ya que bloques de ashlar y columnas yacen aquí y allá como esperando a ser colocados de nuevo en su lugar y así despejar todas las dudas.

La calle principal con Qasr al-Bint al fondo

El Monasterio de Ad-Deir

Para terminar esta ruta por gran parte de Petra llegamos a mi lugar favorito (foto de portada), al cual, si te ha gustado lo que has visto hasta ahora, tienes que llegar. En Petra todo tiene un precio, y el precio de visitar este monasterio no es el de la entrada, sino el de andar cuesta arriba -otra vez- unos cuarenta minutos por entre otro desfiladero. Merecen la pena.

Sudar un poco y repetir “no, ¡gracias!” a todos los paisanos que intentan vendernos souvenirs, tés o viajes en burro será el precio para estar delante de, en mi opinión, el monumento más imponente de toda la ciudad de Petra. La fachada de Ad-Deir es más alta y mucho más ancha que la del Tesoro, al alcance de cualquiera. No es solo el esfuerzo de subir hasta aquí, lo que le da valor, sino que podemos apreciar toda su belleza sin tanta gente, y menos aún a última hora de la tarde. 

Este edificio monumental no solo fue excavado en la piedra, sino que toda la montaña de encima fue eliminada, dejando la cubierta del edificio como si hubiera estado construida para proteger de la lluvia. La parte frontal, una grandiosa plaza, fue también vaciada y rebajada para dar cabida a los cientos de feligreses que allí se reunieron en su día. Ad-Deir cuenta, como gran parte de las esculturas de Petra, con un estilo mezcla del mesopotámico y del griego, que le da personalidad al estilo arquitectónico nabateo. Quizás se parece al resto de fachadas, pero ninguna es tan imponente, elaborada y bien conservada como esta.

Hemos llegado al final de nuestro relato y de la vetusta Petra, aunque si quieres seguir explorando esta ciudad de la antigüedad existe la opción de entradas para dos y tres días para nómadas como tú: ahora, después de dos artículos sobre Petra, quizás entiendes por qué un día puede no ser suficiente. Nosotros empezamos a movernos ya que queremos volver a Wadi Musa antes de que sea oscuro. Y tú, ¿te quedas?