Amán, la joya escondida de Oriente Medio
Al norte de Jordania se encuentra Amán, su capital y principal ciudad. Si bien es cierto que muchos nómadas escogen omitir la visita a esta ciudad para ir directamente a otros destinos turísticos como Petra, el Mar Muerto o el desierto de Wadi Rum, tras mi experiencia me he visto obligado a escribir este artículo en el caso que, por voluntad propia o por disponer de tiempo muerto entre vuelos, desees darle una oportunidad a esta metrópolis tan especial. Despiértate pronto al son del imán, vístete y sal a descubrir este lugar único en el corazón del Oriente Medio: la ciudad de Amán.
El centro de la ciudad
En mi caso me alojé en un hotel en el mismo centro y la verdad es que te recomiendo hacer lo mismo, ya que el transporte público no es el mejor: llegar a las calles más céntricas con autobús, además de un deporte de riesgo es una cuestión de suerte, por no hablar del tráfico caótico de casi cualquier centro urbano al este de los Cárpatos.
El centro de Amán no es lo que esperas si ya has estado en ciudades de países islámicos como Marrakech: no tiene medina, carece de un casco urbano antiguo y no es especialmente encantador, la verdad sea dicha. Dispone, sin embargo, de algunos atractivos propios de cualquier ciudad musulmana como son el zoco, donde puedes comprar verdura fresca o pan recién horneado por menos de lo que imaginas, por no hablar de lo auténtico que es; o la mezquita del barrio, que te guste o no te despertará a las cinco de la mañana con la llamada a la oración, pero que es una experiencia en sí.
Souvenirs de todos los tipos, perfumerías y tiendas de ropa, por si te apetece comprarte un kufiya o hatta (el pañuelo ‘palestino’ como lo conocemos aquí) para mezclarte con los locales, que siempre es buena idea. Dos recomendaciones gastronómicas muy céntricas: una es el restaurante Hasheem, donde te servirán un delicioso sorteado de platos (no hay menú) por cuatro dirhams y donde las paredes están repletas de fotos de las celebridades que escogieron este lugar para parar a desayunar, comer o cenar, ¡incluido el rey de Jordania! La otra es el estand de queso frito Habibah Sweets donde probar el apetitoso kunafeh, ¡que no te desanime la cola.
La Ciudadela
Sin duda la atracción principal de Amán. La ciudadela fue en realidad el centro principal de la antigua ciudad romana, llamada Philadelphia, y que fue amurallada más tarde dejando las infraestructuras de entretenimiento de la plebe fuera de ella, como pasa también en ciudades como Tarragona. Este asentamiento ha estado habitada desde hace 7000 años, y como todo buen casco antiguo de la antigüedad se encuentra en una colina, casi la más alta de Amán, por lo que para subir hasta ella considera coger un taxi (siempre pactando el precio antes de subirte) o a pie con mucha paciencia (y por el lado del teatro romano).
Acogió en su día a una serie de edificios de gran importancia para el imperio romano, ahora en ruinas, como son el Templo de Hércules, la cisterna y el Palacio Omeya del siglo VII, la iglesia bizantina o la torre de vigía construida durante la dinastía Ayubí. No solo es interesante acercarse hasta la ciudadela por su valor histórico, sino también para ver Amán desde las alturas para así tener una idea mucho más clara de lo que es esta ciudad: un nido de edificios de color beige uno encima de otro, haya colina o valle, todo Amán es un mar de refugios donde los Jordanos viven y se labran el día a día. Una urbe impresionantemente grande de la que no verás el final.
Rainbow Street
Amán es una de esas ciudades en las que, como antaño, cada calle es de un gremio: la de las costureras, la de los herreros o la de los zapateros. Este tipo de calles son las que descubriremos de camino a uno de los reclamos más publicitados de Amán, Rainbow Street, la calle más europea de la ciudad y un reducto de tiendas de lo más modernas con camisetas, souvenirs, sales de baño y mucho más, eso sí, todo con la marca Jordania (y su reivindicativa visión de la vecina Palestina) siempre presente. Pegatinas para el portátil, gorras de calidad con su palabra favorita, habibi, y ajedreces de todos los tamaños y precios. Un sitio genial para escapar del bullicio de coches, gente y ruido del centro durante un rato y, por qué no, tomar un buen café turco en alguna de sus cafeterías junto a gatos jordanos ávidos de caricias.
El Teatro romano y el Nypmhaeum
La cosa va mejorando y esta vez ya sí podemos admirar algo realmente bello, y es que el teatro romano de Amán es uno de los mejores conservados del mundo, aparte de ser exageradamente alto: tiene dos filas de gradas y no te atreverás a subir hasta la última. Dentro del mismo teatro se encuentra el humilde museo de antigüedades de Jordania, que parece más un museo etnológico, donde se nos muestran los distintos ropajes, armas y oficios de diferentes partes de Jordania en forma de maniquíes.
El Nymphaeum está, sorprendentemente, escondido detrás del zoco de Amán y prácticamente tienes que preguntar para encontrarlo. Quedan tan solo algunas ruinas, pero es interesante pasar por allí para verlo.
La Mezquita del Rey Abdalá I
Una de las mejores experiencias de Amán es visitar una de sus principales mezquitas, a la que, a diferencia de otros lugares, la entrada de mujeres está permitida. Al entrar, una responsable las acompañará a ellas a un pequeño perchero con las túnicas que deben ponerse antes de visitar las instalaciones, siempre cubriendo el pelo.
Una vez en el recinto, encontraremos la gran mezquita para hombres de diseño casi futurista y azulejos índigos, aunque se pueden ver a algunas mujeres rezando en la misma sala, eso sí, alejadas. Tener la oportunidad de llegar a la hora del rezo es una forma preciosa de entender y ser testimonio de su cultura y religión, que es para muchos una forma de vivir: un padre entra, le señala a su hija que espere fuera mientras le da una botella de agua de las de la puerta, después de quitarse los zapatos entra coincidiendo con el principio de la oración, reza durante cinco minutos y sale, probablemente para ir con la pequeña a su heladería favorita.
Esta es la vida en Jordania y así es como podemos tener una pequeña fotografía de la misma, acercándonos con silencio y respeto para entender mejor cómo funciona la ingente y misteriosa ciudad de Amán. ¿Te atreves?
Nómada incansable, amante de las mochilas de más de 40 litros. Geek de la geopolítica, las relaciones humanas y otros territorios en conflicto. Apasionado cuentacuentos, razón aquí.
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