Lo que pasaría si le pones un nombre extraño a tu hijo
Si hay algo en mí que resulte llamativo, definitivamente no es mi nombre. Me llamo Carlos, igual que mi padre y mi abuelo. Un nombre de amplia tradición en España que significa “hombre libre”. Todavía no tengo claro si seguiré la tradición y usaré ese mismo nombre cuando me convierta en padre; o si me decantaré por algo más original. No depende solo de mí, después de todo.
En más de una ocasión me he preguntado qué tanto influye el nombre en la vida de las personas. ¿Cambia en algo nuestra personalidad? ¿Hace que los demás nos perciban de una u otra forma? Varios estudios se han hecho al respecto y los resultados son bastante interesantes.
La influencia del nombre
Estudios que datan del siglo XX sugieren que las personas con nombres fuera de lo común tienen mayores posibilidades de sufrir perturbación emocional o mostrar signos neuróticos, en comparación con quienes tienen nombres sencillos.
Investigaciones más recientes confirman esa teoría. Sin ir más lejos, The Journal of Social Psychology reveló en el 2017 que los niños y niñas con nombres excéntricos podrían ver afectado su pensamiento racional durante la etapa de crecimiento. Lógicamente no es algo determinante; pero está claro que los David, Lucía, Miguel o María parten con cierta ventaja en relación a los Isshak, Haowen, Manreet o Shakespeare (todos nombres reales).
Pero no todo es color de rosa para quienes llevamos nombres típicos. Y menos aún si estos se repiten en la familia. Si en casa hay dos o tres Fernando o María, los más chicos recibirán algún apelativo para diferenciarlos. Algunos especialistas han sugerido que esto puede acarrear algún problema de identidad en el futuro.
Podemos definir una tercera categoría de nombres. Nos referimos a aquellos que ahora suenan un tanto extraños porque pertenecen a otras épocas. En pleno siglo XXI encontramos algún que otro Adalberto, Evaristo o Saturnino; mientras que, en el caso de las mujeres, es posible encontrar a alguna Anastasia, Epifanía o Facunda. Estos nombres son poco compatibles en el mundo moderno, ya que pueden generar inseguridad o ser motivo de prejuicios.
¡No todo es malo!
Si comenzaste a dudar sobre si utilizar nombres fuera de lo común para tus futuros descendientes, no te desanimes, ya que esta alternativa también tiene sus ventajas. Muchas personas con nombres originales aseguran sentirse únicas e irrepetibles; mientras que a otras les ha ayudado a socializar con su entorno, pues la gente se interesa en saber su origen y significado.
Podemos aprender, por ejemplo, de los cubanos, quienes destacan por su creatividad de sacarse nombres inéditos de la manga. Es llamativa su fijación con la letra Y, influenciada por los nombres de origen eslavo, que los llevaron a inventarse nombres como Yalieski, Yaniel, Yamisel, Yoanni, Yunier, Yotuel y otros por el estilo.
Las ventajas de tener nombres singulares dependen, precisamente, del nombre mismo. No hay reglas escritas al respecto, pero conviene que estos sean de dos o máximo tres sílabas para recordarlos mejor. Si te suenan bien Gael, Ezra, Daryl, Karim, Said, Nadine, Sasha, Malika y varios más por el estilo, no dudes en utilizarlos antes de que entren en la lista de nombres comunes.
Defensora de la «Buena Vida». Intensa del deporte pero también del culto a la cerveza «fresquita». Aventura de fin de semana. Inquieta y muy curiosa. Podemos hablar de prácticamente todo, ¿Qué propones?
[…] También podéis haber pensado que un nombre menos común sería una buena idea, sobre todo si eso de dejarse llevar por la corriente no es lo vuestro. Incluso podéis leer este post sobre qué pasaría si optan por un nombre extraño para tu hijo. […]