¿Sabías que las personas que viven en un pueblo son más felices? A pesar de que en una ciudad vas a encontrar mejores servicios y más empleo, en un pequeño pueblo gozas de mejor calidad de vida, respiras aire limpio y todo es más tranquilo.

Desde ese punto de vista, podrías decir que todo se reduce a cuestión de gustos, pero la verdad es que no es así.

Esta aseveración se basa en diversos estudios, entre ellos uno publicado por la Escuela de Economía de Vancouver y la Universidad McGill.

Pero, ¿qué hace que la gente de pueblo se sienta más feliz? Profundicemos un poco.

En el pueblo los niveles de estrés son menores

Uno de los grandes factores que contribuye a la felicidad en los pequeños pueblos es que están libres de estrés.

Si lo comparas con la vida ajetreada de Madrid u otras grandes metrópolis, entenderás a que nos referimos. En estos lugares se vive con más tranquilidad.

Ahora, imagina por un momento que estás caminando por una calle tranquila, con poco o nulo tráfico, un cielo azul y respirando aire fresco. ¿Serías más feliz?

Te apuesto a que habrás respondido con un sí.

Entre menos población más felicidad

En el estudio mencionado anteriormente, los investigadores hallaron que las comunidades con menos densidad poblacional son más felices.

Sin embargo, los autores de la investigación han dicho que no están afirmando que la causalidad sea solo la poca cantidad de habitantes. Y tienen razón; piensa, una persona que es miserable en la ciudad, lo seguirá siendo así se mude a un pueblo de 100 habitantes.

Pero hay algo en esos pueblos que hace que las personas sean más felices, y esto los lleva a tener una vida sana.

Además, también se ha demostrado que aquellos que pueden cultivar alimentos como la maca (un superalimento) y diversos vegetales tienden a tener mejor salud.

El contacto con la naturaleza

¿Quién no ama estar en contacto con lo natural? Y es que la naturaleza es un factor vital para nuestra salud mental y física.

Esto ha sido demostrado en diversos estudios que analizan el comportamiento del cuerpo humano cuando está en contacto con un ambiente natural. Dichos estudios se centraron en monitorear a un grupo de personas que estuvo en contacto con lo salvaje por más de 30 días.

Los resultados fueron para flipar.

Los científicos pudieron detectar un aumento significativo en los niveles de felicidad. Y una mejoría en el fortalecimiento del sistema inmunitario. Lo más destacable es que todo lo que hicieron las personas sometidas al estudio fue plantar flores y alimentar a las aves. Venga, lo que hace cualquier persona de pueblo.

No hay nada que objetar, las personas que viven en un pueblo son más felices. Solo queda mirarlos desde la ciudad con cierta envidia sana porque tienen algo, que por los menos la mayoría de los que vivimos en la ciudad no experimentamos.

Y tú, ¿te irías a vivir a un pueblo en búsqueda de la felicidad?