6 RAZONES PARA VISITAR LAS ISLAS LOFOTEN

6 RAZONES PARA VISITAR LAS ISLAS LOFOTEN


Esta vez nos vamos de viaje muy al norte, a las islas noruegas de Lofoten. Poco conocido y por ello aún más interesante, este archipiélago que se encuentra a 170 km al norte del Círculo Polar Ártico es uno de los últimos destinos turísticos que no lo es. Me explico: cuando les comento o a mis amigos que he estado en Lofoten me miran como si hubiera dicho el nombre de una montaña centroafricana, esto quiere decir las Lofoten son aún un destino poco conocido. Por suerte.

Esto significa que allí el turismo es testimonial, solamente visitado por nómadas de los que se atreven con temperaturas gélidas en invierno y no tan gélidas en verano. En el aeropuerto pueden verse, entonces, dos tipos de viajeros: familias noruegas, rubios todos ellos, y mochileros o simplemente gente curiosa con ansia por la aventura. Los distinguirás por sus botas impermeables. Dicho esto, coge tus chirucas, tus guantes y tu cámara de fotos, que nos vamos a Noruega a descubrir el paraíso ártico de las Lofoten. 

Su naturaleza

La magia de las Lofoten está principalmente en su naturaleza, en sus montañas, fiordos y lagos, en sus bosques y prados, en sus acantilados y playas. La mejor forma de vivir Lofoten es coger el coche, conducir sus carreteras y parar donde quieras para hacer fotos y a admirar la grandiosidad de la madre tierra.

Cuando pienso en cómo describir los paisajes de Lofoten me viene a la cabeza una de esas ilustraciones artísticas que la NASA publica para mostrar cómo debe de parecer un nuevo planeta descubierto o una exótica luna de Júpiter, así es como debes imaginarte el norte de Noruega, como el planeta Tierra más primitivo y agreste, un conglomerado sin sentido de lagos, picos nevados y bahías que te dejarán literalmente con la boca abierta.

Su tranquilidad

Como hemos mencionado, Lofoten está despertando poco a poco entre los destinos de verano, pero que por suerte aún no está masificado por lo que se refiere al turismo. De hecho a veces cuesta encontrar un supermercado o una gasolinera, por no mencionar que no hay grandes centros comerciales ni restaurantes de comida rápida. Como los escandinavos de más al norte viven generalmente en casas aisladas y entre naturaleza, veremos a poca gente por la calle incluso en los días más soleados.

Aquí la paz lo impregna todo, la ausencia de tráfico y prisas dan una sensación de paz que hoy en día es difícil encontrar en otros lugares de Europa. Esto junto a su naturaleza, que están a la vuelta de la esquina literalmente, hace que el tiempo se ralentice y que solo el sol pueda marcar el ritmo de tu día explorando estas islas mágicas. 

El sol de medianoche

Estamos muy al norte, en concreto en la latitud 68º (el Polo Norte está a 90º), y aquí todo es diferente. Más o menos de octubre a marzo la oscuridad marca el tempo, el sol es en los mejores días una luz apagada como la de justo antes del amanecer, incluso más de un día el sol no llega a salir ni un solo minuto, por si acaso. Sin embargo, de abril a septiembre la luz aquí arriba baña islas y fiordos más de lo normal.

Durante los días cercanos al solsticio de verano puedes sentarte en el porche de tu rorbu a ver pasar el sol durante toda la noche, como Otto y Anna en la película de Medem, o conducir por Lofoten durante horas, que aquí no son tan intempestivas a la luz del sol de medianoche, por sus carreteras desiertas entre renos y alces hasta el siguiente puebleito pesquero.

Las auroras boreales

A diferencia de otros destinos más meridionales, aquí la velocidad con la que el día completo cambia a la noche más oscura es mucho mayor, pues a finales de agosto o principios de septiembre la oscuridad ya reina en las playas de Lofoten con sus tonos azulados del ocaso lejano; es momento para tanto vecinos como turistas de dar la bienvenida a las primeras auroras boreales: la temporada ha empezado.

A esta latitud las auroras son mucho más potentes que en otros lugares como Islandia o el sur escandinavo, pues estamos en el lugar exacto donde estas confluyen en nuestra atmósfera: el Círculo Polar Ártico. En una de estas noches, llévate tu cámara, tu chaqueta (sí, a cualquier época del año) y ve al lugar más oscuro que puedas a buscar esta maravilla del universo, no hay otra forma de describirlas. Para saber cómo y donde verlas, échale un vistazo a esta guía para cazar auroras boreales que hemos escrito.

Sus montañas

Me gusta pensar en Lofoten como un edén sin terminar, como si alguien hubiera echado algo de tierra, lo hubiese inundado todo y se hubiera olvidado del proyecto. Eso es lo que hace de las islas Lofoten un lugar tan increíble, la sensación de estar en un lugar primitivo como el planeta mismo. Así, uno de sus alicientes son las montañas, no muy altas la mayoría y por eso un lugar perfecto para practicar senderismo y tener unas vistas espectaculares de bahías, lagos, islas, fiordos, océano, campos, ríos, o todo a la vez.

Los rorbu

Uno de los colores más conocidos de la paleta noruega es sin duda el rojo, y no un rojo cualquiera, sino el rojo rorbu. Estas son pequeñas cabañas de madera que los pescadores usaban para refugiarse del mal tiempo en las costas de Lofoten (y de toda Noruega, de hecho) y son especialmente singulares por estar prácticamente colgando de peñascos, paredes o rocas en la playa. 

El color tan característico se debe a una solución de aceite y pigmento del bacalao, pescado tan popular en Lofoten y que verás colgando al fresco en los últimos días de invierno por todas las islas. Ahora los rorbu son en gran parte alojamientos turísticos, aunque muchos locales aún residen en ellos y aún viven del mar, como siempre ha sido.

¿Y tú, conoces algún lugar parecido a las Lofoten?