9 RAZONES PARA VISITAR AZORES

9 RAZONES PARA VISITAR AZORES

¡Hola de nuevo, nómadas!


Después de unas semanitas en las Islas Azores, vengo a contaros los secretos mejor guardados de estas islas que harán que mañana mismo cojáis un avión hasta este archipiélago tan exótico como desconocido. Recién salido del bosque de laurisilva y helechos, aquí os traigo este post que el aire fresco del Atlántico me ha inspirado a escribir: las 9 razones por las que deberíais visitar las Islas Azores, y en concreto la isla de Sao Miguel.

1- Una ubicación privilegiada

Las Azores, para situarnos, es un sistema de islas portuguesas en mitad del Atlántico, a medio camino entre Europa y América del Norte. No exagero, estarás a 4h de avión tanto de España como de Canadá, de hecho es el punto más al oeste de Europa. El origen se debe al choque de dos placas tectónicas, que al levantarse crearon la Dorsal Atlántica: las Azores son los humildes picos de esas montañas subacuáticas. Este archipiélago, junto con las Canarias, Madeira y otras islas, se llama Macaronesia, su temperatura anual varía desde los 14 a los 25 grados y goza de muy buen tiempo, que por algo se le llama el Anticiclón de las Azores.

2- Tierra de fuego

Uno de los mayores atractivos de Azores es lo salvaje que llega a ser. Imagínate subir a lo alto de una montaña y que ésta sea en realidad un volcán inmenso con un lago turquesa en su cráter, desde donde puedes ver perfectamente la circunferencia. En la isla de Sao Miguel hay 11 volcanes, la mayoría activos. Algunos son del tamaño de una colina -con sus campos y todo-, otros albergan pueblos y hasta cráteres más pequeños, como el de Sete Cidades. Azores es lo mejor para l@s nómadas amantes de lo salvaje y las buenas vistas.

3- Senderismo para todos los gustos

Lagoa do Fogo

Este combinado de roca volcánica junto con su situación geográfica hace que el escenario del excursionismo en Azores sea uno de los más extraordinarios y accesibles del mundo. Laderas, acantilados, cráteres, lagos y bosques de laurisilva hacen de estas islas un paraíso del senderismo. Sólo en Sao Miguel existen 23 rutas perfectamente señaladas, cada cuál más bonita que la anterior. Cruzarás puentes colgantes, atravesarás túneles de ‘levadas’, te adentrarás en bosques de niebla y fantasía y podrás admirar desde las alturas los lagos turquesas, azules y verdes que Azores nos brinda bajo este sol.

4- Termas naturales al aire libre

Dicha actividad volcánica es literalmente palpable en el agua hirviendo que brota de sus laderas y ha ayudado a crear baños termales ricos en hierro como el de Poça da Dona Beija (Furnas, 6€) o Caldeira Velha (Lagoa do Fogo, 8€). Estas piscinas de agua caliente natural son el lugar ideal para relajarse en la jungla azoriana un día fresco mientras vemos pasar las nubes bajas por entre los árboles de nuestro alrededor. Será como estar en la película de Jurassic Park, pero sin peligro de dinosaurios sueltos.

5- Una naturaleza única

Lo del jurásico no era un decir, estos bosques milenarios han visto de todo y hasta existe más de una docena de especies endémicas solo de las islas Azores. Por nombrar algunas, la Azorina Vidalii, la araucaria más alta del mundo, y mi favorito -aunque invasor- el helecho gigante, un monstruo que puede llegar a los 6 metros de altura y que va desplegando sus nuevas hojas como tentáculos de algún alienígena. Lo que no son bosques, son campos. Azores es la paleta de verdes más bonita del mundo, con todas las tonalidades e intensidades, pradera tras pradera. En cuanto al mar, podemos acercarnos a acantilados por toda la isla y admirar las olas del Atlántico desde los mil ‘miradouros’ que hay. Incluso podemos avistar ballenas y delfines en una excursión en barco.

6- El cocido del infierno

Entre lo mejor de la gastronomía de las Azores se encuentra lo bovino (hay más vacas que azorianos): su queso es tan bueno que se exporta a Portugal continental. Además, el bacalao, símbolo portugués por excelencia, no defrauda en el archipiélago. Sin embargo el plato estrella es el Cocido das Furnas, un caldero de carne y verduras que se cocina bajo tierra durante horas gracias al calor del volcán. Simplemente inigualable.

7- Una historia controvertida

Cuando llegué a las Azores me puse a leer sobre su historia, y os aseguro que da para una serie. Me pregunté quién había habitado antes las islas, y la respuesta fue, ¡nadie! Nada más que la gaviota y el azor (de ahí el nombre del ave). Aunque los portugueses se atribuyeron el descubrimiento de las Azores en 1427, lo cierto es que ya aparecía en el Atlas Catalán un siglo antes. La capital, Ponta Delgada, tiene apenas 70.000 habitantes, pero la Azores auténtica está en los pueblos. Mis favoritos: Sanguinho, Nordeste, Sete Cidades y Faial da Terra. Sea como sea, sus poblados son un bello recuerdo en blanco y negro -literalmente- de lo que sus habitantes tuvieron que vivir, aún con erupciones habituales, para fundar lo que hoy llamamos Azores.

8- Lejos pero cerca

Aunque estemos en mitad de la nada, en Azores todo está cerca. En la isla de Sao Miguel no tardarás más de una hora en viajar desde Ponta Delgada hasta la otra punta de la isla, así que ver tanto la salida como la puesta de sol desde el mar es una cuestión de querer, no de poder. Las fabulosas carreteras principales conectan las principales ciudades –Ribeira Grande, Ponta Delgada, Nordeste y Mosteiros– con agilidad: en poco tiempo estaremos al pie de cualquier atracción que hayamos elegido. Ah, el roaming sigue funcionando, ¡que estén lejos no significa que Portugal se haya olvidado de ellos!

9- Un paraíso de paz

Escogimos Azores por su tranquilidad, la verdad. Parece que el tiempo allí se rija por la vida de las vacas, que aquí y allá nos miran con curiosidad al tiempo que siguen pastando. Si quieres paz, Azores es el lugar donde podrás desconectar de la civilización y reconectar con la naturaleza. Puede parecer una tontería, pero el tiempo en Azores pasa diferente, más lento, más rural, más verde. ¿Me estaré convirtiendo en vaca?